Filosofía en las aulas: enseñar a pensar

La asignatura de Filosofía siempre ha estado en el punto de mira. Desde hace más de una década, existe un permanente debate acerca de si es necesaria o no para los institutos y sus alumnos. Es por ello que, en este Día Internacional de la Filosofía, el movimiento se centra más en reivindicar que en celebrar.

Aunque en el Congreso se propuso justo lo contrario, recientemente se ha comprobado que la reforma de la ley educativa no va a contener un aumento del peso de esta asignatura en las aulas. Por esta razón, muchos profesores han salido durante los últimos días a protestar y concienciar respecto a la importancia que la filosofía y la ética tienen para sus alumnos.

La filosofía y la capacidad de pensar

Entendiendo la filosofía como la capacidad de reflexionar acerca de todo lo que rodea al hombre y al universo, se podría concluir que una asignatura que la desarrolle podría ser esencial para crear una sociedad crítica e introspectiva.

De esta forma, posiblemente los niños serían capaces de aumentar su pensamiento analítico, pudiendo alcanzar altos grados de autoconocimiento. Y es que es posible que antes de juzgar al mundo se deba empezar por uno mismo.

¿Quién soy? ¿Para qué estoy aquí? ¿Qué quiero hacer? ¿Qué es bueno y qué es malo? Pueden parecer preguntas simples de respuesta básica, pero al desarrollarlas lo más probable es que deriven en otras cuestiones más difíciles de concretar. Teniendo en cuenta que vivimos en un mundo complejo, si no planteamos preguntas difícilmente obtendremos respuestas.

En esta línea, con una asignatura de este tipo, los alumnos también podrían ser capaces de replantearse las actitudes que resultan beneficiosas o perjudiciales, tanto consigo mismos como con el resto del mundo. Se trabajaría así la importancia de los derechos humanos y lo que supone el hecho de vulnerarlos.

Esto podría favorecer la lucha contra el acoso escolar, ya que muestra lo que supone una injusticia y qué importancia tiene combatirla. Podríamos estar hablando de aumentar el porcentaje de personas concienciadas en contra del machismo, el racismo, la homofobia o a favor de un extenso número de derechos humanos.

Educar a los niños para que sepan leer, escribir o contar es importante para unas próximas generaciones más preparadas. Educar a los niños para que sepan pensar es fundamental para que estas generaciones no se destruyan entre ellas. 

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